21 de agosto de 2006

Tu nombre


No recuerdo bien tu nombre. La intoxicación nocturna no me permite rememorar el minuto en que me lo dijiste. Sí recuerdo como te llamaban, porque fue el nombre que me pediste que recordara, que no te llamara de otra forma que esa. Anotaste tu número en una hoja, o servilleta, con el mismo plumón con el cual escribiste tu nombre junto al de él, quien dijiste, al parecer, era marino y que de repente llegaba por esos lados. Dieciocho años dijiste llevar a cuestas. Y como no, si parecías de 20; tu sonrisa, tu mirada, tu silencio, de la forma en que me dijiste que no te gustaba la vida que tenías, que no querías seguir estando ahí. Que querías estudiar, salir de esa pieza oscura que funciona cuando todos duermen más para ti es hora de estar más despierta que nunca. Que dentro de todas tus posibilidades preferías estar ahí que en la calle o en la cana. Y justo en el minuto que se juntó esta desdicha con tus sueños confesaste que tenías 15 y me dijiste tu nombre… y ahora que lo escribo lo recuerdo, era nombre de sirena, de pequeña sirena en tu caso, nombre que sabe a mar, nombre que deshace olas y comparte anhelos al viento… nombre que grita auxilio, nombre que ahogas en esta vida doble, irónicamente falsa, que te viste y te alimenta. Vida que te abre un orificio para que puedas respirar. Quince años… y yo, con diez años más, recién vengo a descubrirte, a pensar como sería respirar por este agujero negro, escavado de desdén, capricho de la vida que nunca quisiste pero que te niega la posibilidad de no tomarla, que te soborna con la desdicha de lo que no tienes y de quitarte todo lo que posees. Vida que no hay más que soportar, vida que me gustaría no hubieses visto nunca, palabras que me hubiese gustado no escuchar saliendo de tus labios, con tanta rabia, con tanta pena. Niña cuyos juguetes hoy se transforman en armas de placer, rostros de hombres con la necesidad de obtener algo que tu inocencia sólo puede dar. Niña que, al parecer, su juego siempre fue escapar. Y aunque te ahogue la luz de luna en tu despertar, tu sueño de margarita frágil, puede que nunca consiga llegar.

No hay comentarios.:

T E I N V I T O

Al desconcierto de un camino amplio y a la aventura de andar a pies descalzos