12 de septiembre de 2007

UNINVITED




La besé y su recuerdo de muñeca se deshizo en
mil pedazos. De vez en cuando abría mis ojos para ver a quién besaba, cuál era
su nombre, hace cuánto que estaba. Y no me conecté, tan sólo porque estabas tú,
inevitablemente estabas tú, incontrolable y desagradablemente estabas tú, con
tus ojos grandes y pestañas crespas y tu tez blanca, riendo, y con lo mucho que
me gusta que te rías. Y no fui capaz, no fui capaz de alejarla, le mentí, le
mentí en lo más importante de aquella cita. Me das miedo, me decía…

yo también me doy miedo.




De facto, soy incapaz, me rehúso a la
tormentosa y abrumante idea de colocar dos balas a la vez. Me retracto de todo,
absolutamente todo lo dicho hace algún rato y me voy. Porque aquí ya no se
puede estar, porque aquí el tema no es la sexualidad, no es la definición ni
siquiera la más ínfima certeza de algo, aquí hay placeres, hay caprichos, hay
porfía de lo que se otorga no se completa en un instante, que la lluvia vuelve
a hacer lluvia cuando regresa y retorna. Y te fuiste, o tal vez no,
pero si te fueras. Si se fueran todos y quedara sola. Pensaría quizás en
haberte dado ese otro beso que quisiste o haberte hecho mía la última vez que
te abracé. No fue fácil, no es fácil aplicar la más poderosa de tus armas
internas y capturar esa indiferencia, ese roce de labios sin ninguna validez,
ese abrazo morado que no entendías siquiera quién era el que lo estaba dando.
Al parecer he tocado fondo en esta curva de incertidumbres y me encuentro en
la, tal vez, dualidad más complicada de mi vida. Y no fue sino ayer cuando me
moría por besar sus labios, rozar siquiera su mano de esta manera incontrolable
y hoy se convierte en algo que esta fuera del alcance. Y me encuentro postrada
en este relato infinito de emociones encontradas, justo en el cruce del ayer
con el haber, indagando en impulsos exactos, en nociones sencillas de cómo tomé
tu mano y la hice mía. Y por qué, si yo no la quería… ahora recuerdo que eras
tú la que la colocaba justo ahí donde se encontrarían con las mías, y claro,
tomé gustosa tu deseo voluntario y te traje hasta mi. Y estuviste, quizás como
no estabas hace tiempo, un poco nerviosa, dilatando el tiempo. Yo por mi parte,
olvidaba a ratos el propósito y disfrutaba tu compañía, te escuchaba cantar y
me reía. Suave, tierna voz de niña y yo, miserable, regalando espacio donde no
debía, gestionando invitaciones al recuerdo en donde sólo dos cabían. Lo peor
es que no sabes, no digieres el beso-encanto, que te di. Aún no asimilas esa
sensación del cosquilleo en tu barriga ni de que tan cerca estás del sol. Te
dejaría en esta jaula de ignorancia sólo para mí, en la ingratitud seca de esta
opción-libertad, que sin quererlo te deja atada a otra cita y a mi, premeditadamente,
a poder soñar.





Powered by ScribeFire.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

te amo, flaca.

RoMiNa! dijo...

Te lo vuelvo a repetir una vez mas...
Me parece increible la forma en que puedes comentar simples vivencias de manera que no te suelten... Me parece genial ademas poder leer algo que proviene de ti, ya que me sirve para conocerte mas.

Eso...
Vale por todo pancha!

εїз dijo...

Sabrosas palabras que delatan tu don, simplemente, tu pluma es más veloz que mi mente.

T E I N V I T O

Al desconcierto de un camino amplio y a la aventura de andar a pies descalzos